Un ensayo clínico dirigido por el Instituto George para la Salud Global, en Australia, demostró la seguridad y el beneficio potencial de una estrategia para controlar de manera más intensiva la presión arterial en pacientes que reciben tratamiento de “disolución de coagulación” para el accidente cerebrovascular isquémico agudo.
Los científicos descubrieron que los pacientes con accidente cerebrovascular que recibieron una reducción intensa de la presión arterial registraban significativamente menos probabilidades de sufrir hemorragias en el cerebro, un efecto secundario asociado con las personas que reciben tratamiento con terapias para eliminar coágulos conocidas como trombólisis.
El estudio, que involucró a más de 2.000 pacientes de 110 hospitales en 15 países desde 2013 hasta 2018, ha resuelto gran parte de la controversia que rodea el papel de la reducción de la presión arterial en esta afección crítica para demostrar que el tratamiento es seguro y reduce el riesgo de hemorragia grave en el cerebro, que es el principal efecto secundario potencial de los tratamientos que eliminan los coágulos.
Los investigadores evaluaron si la disminución de la presión arterial sistólica (el número más alto en una lectura de presión arterial) a menos de 140 milímetros de mercurio (mm Hg) podría reducir la discapacidad posterior al accidente cerebrovascular y disminuir de manera segura el riesgo de sangrado en el cerebro que al reducir la presión sistólica al objetivo estándar recomendado de menos de 180 mm Hg durante tres días.
El sangrado grande y grave en el cerebro fue menor con una disminución intensa de la presión arterial y no se identificaron daños por el descenso intenso de la presión arterial. Se requiere más investigación para comprender mejor por qué la reducción del riesgo de sangrado en el cerebro no se tradujo en un mejor resultado general para los pacientes.
Fuente: Europa Press / COFA