La disponibilidad en la Argentina de una nueva droga, encorafenib, amplía las opciones terapéuticas para el tratamiento de dos tipos de cáncer en estadio avanzados que presenten una alteración genética del gen BRAF. La nueva droga, presentada por Pfizer, es una terapia dirigida que, en dos combinaciones distintas con otros medicamentos también selectivos o personalizados, demostró beneficios en el tratamiento del cáncer colorrectal (colon y recto) en estadio metastásico y del melanoma no resecable o metastásico.
Encorafenib inhibe la acción de una vía (denominada MAPK), responsable de estimular el crecimiento y la proliferación de células tumorales. Siempre en aquellos casos en que se constate la presencia de la mutación BRAF. Encorafenib se administra como terapia en segunda línea para el tratamiento del cáncer colorrectal metastásico en combinación con cetuximab, un anticuerpo monoclonal que ataca al receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), una proteína que se encuentra alterada en las células malignas, favoreciendo su crecimiento y multiplicación.
En los casos de melanoma no resecable o metastásico, la indicación es a partir de primera línea de tratamiento junto a binimetinib, una medicación que inhibe la actividad de unas proteínas (MEK1 y MEK2) que se encuentran alteradas y que favorecen el proceso de multiplicación de las células cancerosas. Tanto encorafenib como binimetinib se administran en forma oral, mientras que el cetuximab es por vía intravenosa.
“Estamos asistiendo a una etapa de la medicina personalizada, en la búsqueda del mejor tratamiento para el paciente adecuado y la disponibilidad de esta combinación es un ejemplo claro de avances en esta área específica de los pacientes con cáncer colorrectal metastásico con mutación BRAF V600E. Hasta ahora, no contábamos en Argentina con un esquema de tratamiento específico para este subtipo de tumor”, afirmó el Dr. Juan Manuel O’Connor, médico oncólogo, Jefe de la Unidad de Tumores Gastrointestinales del Instituto Privado de Oncología Alexander Fleming.
“El cáncer de colon en nuestro país es un problema serio de salud. Constituye la segunda causa en incidencia y mortalidad dentro de los distintos tumores, por lo que son cuadros frecuentes en el consultorio del oncólogo. En ese sentido, poder contar con nuevas opciones terapéuticas y dirigidas por biomarcadores, como en este caso, permite tener mayor probabilidad de respuesta y mayor beneficio clínico para el paciente”, completó el Dr. O’Connor.
La aprobación que otorgó la ANMAT para el uso combinado de encorafenib + cetuximab para el tratamiento del cáncer colorrectal metastásico con mutación BRAF V600E se basó en los resultados del estudio clínico BEACON CRC, que demostró que esa combinación obtenía una tasa de respuesta objetiva 10 veces superior (20% vs. 2%) a la alcanzada con la medicación estándar; también la sobrevida global (SG) fue superior: 8,4 meses contra 5,4 meses del grupo control y la mediana de sobrevida libre de progresión (SPL) lograda fue de 4,2 meses contra 1,5 meses.
La tasa de respuesta objetiva muestra la reducción tanto del número como del tamaño de la metástasis, es un indicador indiscutible de la eficacia del tratamiento, mientras que la mediana de sobrevida libre de progresión, como su nombre lo indica, está señalando el tiempo que se logra sin que la enfermedad avance. Por último, la sobrevida global marca el promedio de vida extendida por el uso de la medicación, incluyendo mortalidad por cualquier causa. La combinación de encorafenib con cetuximab fue superior al tratamiento estándar en todas estas variables analizadas.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional del Cáncer a partir de proyecciones del Observatorio Global del Cáncer (GLOBOCAN 2020), se diagnostican en nuestro país casi 16 mil casos de cáncer colorrectal (CCR) por año, lo que lo transforma en el tipo de tumor más frecuente luego del cáncer de mama y por sobre los de pulmón, próstata y riñón, representando el 12.1% del total de los casos. Además, mueren por año más de 7 mil personas por este tipo de tumor en nuestro país, según el último informe de estadísticas vitales (DEIS 2020) del Ministerio de Salud de la Nación.
Son factores de riesgo para desarrollar cáncer colorrectal, entre otros, aquellos relacionados con el estilo de vida, como sedentarismo, mala alimentación, sobrepeso y obesidad, consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo. También lo son tener antecedentes personales o familiares de cáncer colorrectal o de pólipos colorrectales y de enfermedad inflamatoria intestinal (como la enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa).
Si bien muchas personas no experimentan síntomas en los primeros estadios de la enfermedad, cambios en la evacuación intestinal, presencia de sangrado en materia fecal, dolores abdominales y pérdida repentina de peso, entre otros, ameritan la consulta inmediata con el especialista.
Si se realizan los estudios de rutina, como colonoscopía o análisis de sangre oculta en materia fecal, se puede detectar temprano o incluso prevenir. En líneas generales, se recomienda realizarlo a partir de los 45 años de edad. El CCR puede afectar tanto a varones como a mujeres y, en la gran mayoría de los casos, se presenta sin que haya antecedentes en la familia.
En opinión del Dr. O’Connor “el cáncer de colon es una enfermedad prevenible y podemos reducir su mortalidad. Es importante tenerlo en cuenta y concurrir al médico para realizar los estudios correspondientes. Por otra parte, la innovación y el mejor conocimiento de la biología de la enfermedad nos permite mejorar las opciones de tratamiento como en el caso de pacientes con esta mutación en BRAF V600E”.