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Algunos antiácidos como el omeprazol, medicamentos de utilizados para tratar la acidez estomacal podrían acortar el tratamiento de la tuberculosis (TB). Además, según un estudio publicados en «The Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS), estos fármacos también podrían reducir las posibilidades de que la bacteria que causa la TB se vuelva resistente a los medicamentos.

La terapia para tratar la tuberculosis, una enfermedad causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis que en 2021 afectó a 10,6 millones de personas en todo el mundo y 1,6 mató a millones de personas, requiere múltiples antibióticos durante un periodo de tiempo de varios meses. Esto plantea desafíos logísticos para completar el tratamiento para muchas personas. Por lo tanto, existe un acuerdo generalizado de que es necesario acortar el tratamiento de la tuberculosis para frustrar la carga mundial de la enfermedad.

Los fármacos como el omeprazol, pantoprazol, lansoprazol y rabeprazol son baratos, están al alcance de la población y seguros. Los investigadores encontraron que estos medicamentos evitan que las bacterias que causan la tuberculosis se vuelvan tolerantes a los antibióticos utilizados para tratar la enfermedad.

La investigación dirigida por la profesora Lalita Ramakrishnan, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha analizado exactamente por qué el tratamiento de la tuberculosis generalmente implica tomar antibióticos durante varios meses.

Cuando estamos infectados, la bacteria de la TB ingresa a nuestros tejidos e invade las células que forman parte de nuestro sistema inmunológico, llamadas macrófagos. Cuando llegan allí, activan bombas en sus membranas celulares que bombean los antibióticos que usamos contra ellos. Esto hace que las bacterias sean tolerantes a los antibióticos, razón por la cual se tarda tanto en tratar la tuberculosis.

En este nuevo estudio, Ramakrishnan y sus colegas decidieron probar si un fármaco cardíaco y para la presión arterial llamado verapamilo, que bloquea las bombas de la membrana celular humana, también podría bloquear la bomba de la membrana celular bacteriana.

Para ello, utilizaron un enfoque ordenado en el que etiquetaron un antibiótico que se usa típicamente para tratar la tuberculosis, la rifampicina, con un marcador fluorescente para poder rastrear exactamente cómo las bacterias procesan el antibiótico. Esto significaba que podían ver directamente que el verapamilo efectivamente evita que las bacterias expulsen la rifampicina.

Posteriormente, los investigadores se preguntaron si otros medicamentos, que también bloquean las bombas de la membrana celular humana, podrían tener el mismo efecto sobre las bombas bacterianas de la tuberculosis que el verapamilo.

«Analizamos los antiácidos y, ¡bingo!, muchos de ellos funcionaron. El más sorprendente de todos fueron inhibidores de la bomba de protones que se encuentran entre los más utilizados, medicamentos de venta libre para la acidez estomacal, el reflujo, la gastritis: omeprazol, pantoprazol, lansoprazol, rabeprazol», señala Ramakrishnan.

Además, explica que debido a que se cree que las bombas activas de medicamentos permiten que las bacterias desarrollen resistencia a los medicamentos, «existe la posibilidad de que estos medicamentos puedan al mismo tiempo reducir las posibilidades de resistencia a los medicamentos, un problema importante en el tratamiento de la tuberculosis».

Hasta ahora, este trabajo solo se ha llevado a cabo en células por lo que necesitará más investigación antes de pasar finalmente a los ensayos clínicos para analizar posibles regímenes de tratamiento para combinaciones de medicamentos en pacientes.

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Los medicamentos para tratar la acidez estomacal, el reflujo ácido y las úlceras están relacionados con un mayor riesgo de insuficiencia renal y enfermedad renal crónica, según un estudio de la Universidad de Buffalo (Estados Unidos).

La investigación, publicada en la revista ‘Pharmacotherapy’, ha evidenciado que el uso de inhibidores de la bomba de protones, un grupo de medicamentos que reducen la producción de ácido estomacal, aumenta el riesgo de enfermedad renal crónica en un 20 por ciento y cuatro veces el de insuficiencia renal. Los riesgos fueron más altos entre las personas de al menos 65 años de edad.

Los investigadores examinaron los datos de salud de más de 190.000 pacientes durante un período de 15 años. “Este estudio se suma a la creciente lista de efectos secundarios y resultados adversos asociados con estos inhibidores. Dado su creciente uso, su relación con la enfermedad renal podría representar un problema sustancial y una carga financiera para los sistemas de salud y la salud pública en general”, explica el autor principal, David Jacobs.

Debido a que el reflujo ácido y las afecciones relacionadas solo requieren tratamiento a corto plazo con inhibidores de la bomba de protones, “hasta el 70 por ciento de los pacientes abusan de estos medicamentos sin beneficio y están sujetos a efectos adversos innecesarios”, lamentan los científicos responsables de este estudio.

Fuente: Europa Press

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