ALERGIA
Enfermedades de consulta prevalente en la Farmacia
Enfermedades de consulta prevalente en la Farmacia
Segunda entrega del curso de Capacitación que abordará como tema las enfermedades de consulta prevalente en la farmacia. Cuatro módulos con los siguientes temas: Tos, Alergia, Dolor y Digestión, en cada módulo se podrá realizar la evaluación correspondiente en www.revistadosis.com.ar..
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La alergia es una respuesta exagerada del sistema inmune del paciente, que identifica como extrañas, determinadas sustancias, como pueden ser los pólenes de algunas plantas o los ácaros del polvo doméstico, por ejemplo, y habitualmente toleradas por la mayoría de las personas. Esta respuesta inapropiada y exagerada, en lugar de ser beneficiosa, es claramente perjudicial para el paciente y produce una serie de alteraciones inflamatorias de la piel y mucosas, que originan los diferentes síntomas y signos de las enfermedades alérgicas.
Existen unos factores predisponentes genéticos y unos factores ambientales desencadenantes. Los antecedentes familiares son muy importantes, ya que se calcula que si uno de los progenitores es alérgico, la probabilidad de que el niño padezca alergia es aproximadamente del 50%. Si los dos progenitores son alérgicos, la probabilidad se acerca al 70%. Es importante destacar que no se nace alérgico, se tiene una predisposición genética y en función de los factores ambientales la persona se hace alérgica a determinadas sustancias con capacidad de producir una respuesta inmunológica de hipersensibilidad y posteriormente alergia. Estas sustancias se denominan alérgenos.
Existen muchos tipos de alérgenos:
• Inhalados o aeroalérgenos (pólenes, ácaros, epitelios de animales).
• Alimentarios (proteínas de leche de vaca, huevo, frutas, frutos secos).
• Fármacos (antibióticos, antiinflamatorios, anestésicos).
• De contacto (níquel, cromo, perfumes).
• Ocupacionales o laborales (látex, harina de trigo).
• Veneno de insectos (abeja, avispa).
Todas estas sustancias pueden sensibilizar a la persona predispuesta, de modo que su sistema inmunitario produzca una serie de anticuerpos, habitualmente del tipo inmunoglobulina E (IgE) contra estos alérgenos. Estos anticuerpos tipo IgE se fijan a la superficie de unas células llamadas mastocitos (localizadas en la piel y mucosas) y basófilos (circulantes en el torrente sanguíneo). Cuando el paciente vuelve a tener contacto con el alérgeno se produce una interacción con la IgE fijada a dichas células y se efectúa un cambio conformacional en la superficie de estas células, que liberan una serie de mediadores proinflamatorios, responsables de los diferentes síntomas y signos de las enfermedades alérgicas. En el caso de los alérgenos de contacto, el mecanismo de hipersensibilidad implicado es de tipo retardado mediado por células (linfocitos). Los alérgenos de contacto sensibilizan a los linfocitos y, cuando el paciente vuelve a tener contacto con dichas sustancias, liberan una serie de mediadores proinflamatorios que provocan los síntomas y signos característicos de la dermatitis alérgica de contacto.
Las más frecuentes
Entre las enfermedades de consulta prevalente figuran:
• Rinitis alérgica: es la enfermedad alérgica más frecuente y afecta al 20-30% de la población de los países desarrollados. En argentina, un estudio epidemiológico realizado en 2017 por la asociación argentina de Alergia e Inmunología clínica demostró que en nuestro país 20.5% de la población entre 5 y 44 años posee esta enfermedad. Muchas veces los síntomas se confunden con un resfrío común, motivo por el cual existe una alta tasa de subdiagnotico de la enfermedad (en argentina 2/3 personas que padecen síntomas de la enfermedad no tienen diagnóstico médico y por ende no reciben el tratamiento adecuado) Produce estornudos en salva, secreción nasal acuosa, picazón y congestión nasal. En muchos casos la rinitis alérgica coexiste con la conjuntivitis alérgica, que cursa con enrojecimiento conjuntival, lagrimeo y picor ocular y asma. .
• Asma: es la segunda enfermedad alérgica más frecuente, y es muy importante por tratarse de una enfermedad crónica que puede cursar con crisis asmática. En algunas comunidades autónomas afecta al 10% de la población infantil. En la población adulta afecta al 5% de las personas. El asma produce tos, dificultad respiratoria (disnea) y ruidos inspiratorios y espiratorios torácicos (sibilancias).
• Urticaria: se trata de una enfermedad cutánea que se manifiesta por la aparición de ronchas (habones) que suelen picar (prurito). Estos habones pueden ser de tamaño, forma y localización variable. La duración de estas lesiones suele ser menor de 24 horas, aunque habitualmente según van desapareciendo pueden ir apareciendo nuevas lesiones. En ocasiones la enfermedad puede afectar a las partes más profundas de la piel y aparecen entonces hinchazones, y son más frecuentes en párpados o labios. En esos casos hablamos de angioedema.
• Dermatitis atópica: afecta habitualmente a los niños desde las primeras etapas de la vida (lactantes), pero también a jóvenes y adultos. La sequedad cutánea es una de sus características principales; dicha sequedad produce picor intenso (prurito) e induce al rascado. El rascado repetido produce lesiones inflamatorias con enrojecimiento y descamación (eccema).
• Dermatitis alérgica de contacto: es una enfermedad alérgica producida por el contacto directo de la piel con los alérgenos que pueden producir sensibilización y posterior eccema de contacto. Las lesiones son muy variadas en función del grado de severidad (leve, moderado, grave) y de la extensión. Puede tener un curso agudo, subagudo o crónico en función de la exposición al contactante.
• Alergia alimentaria: en esta enfermedad alérgica los alimentos ingeridos son los alérgenos responsables de la reacción de hipersensibilidad. Las manifestaciones clínicas más frecuentes son picor o hinchazón de labios y boca (síndrome de alergia oral). En ocasiones cursan con manifestaciones digestivas (náuseas, vómitos y/o dolor abdominal) o cutáneas (dermatitis atópica o urticaria).
• Anafilaxia: es la enfermedad alérgica más grave. Se trata de una reacción de hipersensibilidad de instauración rápida, generalizada o sistémica y que amenaza la vida. Es un síndrome complejo que cursa con liberación generalizada de mediadores de mastocitos y basófilos a nivel cutáneo (eritema, prurito, urticaria y/o angioedema) como en otros órganos (gastrointestinal, respiratorio o cardiovascular). Puede cursar con las manifestaciones cutáneas descritas, manifestaciones digestivas, respiratorias, cardiovasculares y neurológicas.
Tratamiento
El tratamiento integral del paciente alérgico incluye cuatro apartados: medidas de control ambiental, tratamiento farmacológico, tratamiento con vacunas y la educación del paciente alérgico y sus familiares. Como en todas las enfermedades, es importante tomar medidas preventivas. Una vez que se ha realizado el diagnóstico etiológico o causal de la enfermedad alérgica han de indicarse las medidas de control ambiental Estas medidas se aplicarán en función del alérgeno responsable; así, por ejemplo, las hay para pacientes alérgicos a pólenes, ácaros, epitelios u hongos. En el caso de las alergias alimentarias, dermatitis de contacto o alergias medicamentosas, el tratamiento inicial es la evitación de los alérgenos responsables de la aparición de las diferentes manifestaciones clínicas.
Respecto al tratamiento farmacológico, el médico tratante recomendará diferentes fármacos en función de la edad, de la severidad (leve, moderada, severa) y del tipo de manifestaciones (intermitentes o persistentes), aplicando para ello diferentes guías existentes para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades alérgicas. Existen guías nacionales e internacionales para el tratamiento de la rinitis, del asma o de la urticaria, por citar algunos ejemplos. El tratamiento con inmunoterapia (vacunas alergénicas) está indicado en determinados tipos de rinitis y asma alérgica, y en los pacientes con reacciones graves de hipersensibilidad a veneno de himenópteros (abejas y avispas). La eficacia de este tratamiento con vacunas está relacionada con la calidad del extracto seleccionado, la duración del tratamiento y la dosis administrada. Es importante destacar que la inmunoterapia con alérgenos, junto con las medidas de control ambiental, constituyen los pilares del tratamiento etiológico o causal de las enfermedades alérgicas.
Para el tratamiento de la rinitis alérgica se utilizan según la severidad y duración de los síntomas, antihistamínicos (recomendándose los de segunda generación) y los corticoides nasales, además de medidas para evitar los alérgenos,
Hay que tener en cuenta que Los antihistamínicos de 1.ª generación como la difenhidramina clorfeniramina ; la hidroxicina Atraviesan la barrera hematoencefalica y producen somnolencia, por esto no son recomendados para el tratamiento diurno. Los antihistamínicos de 2.ª generación disponibles por vía oral son: fexofenadina, bilastina, cetirizina, desloratadina, ebastina, , levocetirizina, y loratadina.
Para el tratamiento del asma y crisis de broncoespasmos se utilizan broncodilatadores denominados agonistas beta- adrenérgicos. Este grupo de medicamentos es el más importante a la hora de dilatar los bronquios estrechos. Su nombre se debe a que funcionan a través de un receptor (receptor beta-adrenérgico). En nuestro organismo existen tres tipos de receptor beta-adrenérgico: beta-1, que predomina en el corazón; beta-2, que se encuentra en múltiples células, y es muy abundante en las células del músculo liso bronquial, y beta-3, que predomina en el tejido adiposo. Cuando el medicamento broncodilatador se une al receptor beta-2 se ponen en marcha una serie de mecanismos biomoleculares que, a nivel de los bronquios, producirán la relajación del músculo liso bronquial y, por tanto, la broncodilatación y mejoría clínica.
Fuentes consultadas
https://www.alergia.org.ar/ 22/08/2018
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