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Eso explicaría, según expertos, la mayor cantidad de casos severos. Para verificarlo, en el Instituto Malbrán están analizando los gérmenes. Descartan que sea un brote.

 
 
Ayer se confirmaron otros dos casos mortales en Río Negro y Buenos Aires. Y los muertos ya suman 6. La Secretaría de Salud descarta que se trate de un brote. Pero en el Malbrán investigan si la cepa que circula es más agresiva que lo normal.
La muerte de seis personas por cuadros invasivos de la bacteria estreptococo pyogenes despertó una suerte de pánico en la población, que mantiene abarrotadas las guardias de los hospitales. Frente a esto, las autoridades y los expertos buscan transmitir calma: dicen que no se está ante un brote ni una epidemia. Pero admiten que les llama la atención que haya aparecido un conjunto de casos graves en un breve periodo de tiempo, lo que llevó a las autoridades a fortalecer la vigilancia y el tratamiento precoz de las infecciones invasivas bacterianas. Además, se está investi- gando si los fallecidos se enfermaron con una cepa de la bacteria más virulenta que lo habitual.
Ayer se confirmaron las muertes de un bebé de 20 meses en Río Negro y de un hombre de 38 años en Pergamino, el primer adulto afectado. Ellos se sumaron a los cuatro chicos de hasta 7 años que habían fallecido en Buenos Aires, Santa Fe y Misiones por cuadros relacionados con la bacteria (ver página 4).
“No hay un alerta propiamente dicho porque no hay una epidemia como tal. Sí emitimos una actualización epidemiológica dirigida a los equipos de salud para estar alertas ante gripes y anginas que se ven todos los días y en todas las guardias”, señaló a Clarín Patricia Angeleri, directora de Epidemiologíade la Secretaría de Salud de la Nación.
Por estas horas, en el instituto ANLIS–Malbrán están investigando la cepa de streptococcus pyogenes que está circulando, para determinar si efectivamente es más virulenta. En el instituto hay tres equipos de profesionales abocados a esa tarea: el de Bacteriología Especial, el de Resistencia Antimicrobiana y el de Plataforma de Genoma y Bioinformática.
Los equipos harán la secuenciación completa del genoma de la bacteria, que permitirá identificar su virulencia. A su vez, se realizará un perfil de respuesta o resistencia a los distintos agentes antimicrobianos o an-
Si fueran cepas súper virulentas, podríamos tener más casos”.

 

Rosa Bologna
Jefa de Infectología, htal. Garrahan
No hay epidemia, pero debemos estar alerta ante gripes y anginas”. Patricia Angeleri
Dir. de Epidemiología, Sec. Salud

tibióticos, algo clave para determinar el mejor tratamiento de los casos.
“Suponemos que es la cepa agresiva, pero para confirmarlo se mandó a estudiar la cepa al Malbrán, que nos va a caracterizar algunas proteínas que las hacen más virulentas. Sospechamos que puede tener esa virulencia”, dijo ayer el doctor Ángel Cancellara, jefe de infectología del Hospital Elizalde, donde todavía hay dos niños internados por cuadros invasivos de estreptococo y que evolucionan favorablemente.
“A través del laboratorio de referencia vamos a saber qué está pasando con la cepa. El año pasado hubo una situación parecida en Neuquén, donde se presentó también un grupo de casos, pero finalmente se determinó que era la misma cepa”, indicó Angeleri. “Más allá de la cepa –añadió la especialista-, la bacteria es sensible a la penicilina. Si surgiera alguna característica particular, la vamos a notificar a los equipos de salud.”
Los especialistas remarcan que, en estos tipos de cuadros invasivos, entran en juego por un lado la característica de la bacteria y por otro lado las características del paciente. “La forma invasiva está relacionada con factores de virulencia o mayor agresividad que pueda tener la bacteria, o con factores de inmunidad o alteración que pueda tener el paciente. Son las dos cosas”, agregó Cancellara.
“Sospechamos que se trata de las cepas súper virulentas”, coincide la doctora Rosa Bologna, jefa de Infectología del Hospital Garrahan. Y agrega: “Son un tipo de estreptococo que
tiene información genética para producir toxinas y que son factores de virulencia. Estas toxinas son las que producen ese cuadro que se llama de shock séptico, sepsis, presión baja, complicaciones y compromiso pulmonar o también lesiones importan
tes en la piel, como celulitis por necrosis en la piel”.
Por eso, hasta que el Instituto Malbrán no confirme las características de las cepas que circulan, aún no se puede saber a ciencia cierta si se trata de una situación en la que sólo se presentó un mayor número de casos -como ocurrió el año pasado en Neuquén- o si se está ante gérmenes más agresivos. “Si la cepa es más virulenta, es posible que sigan apareciendo casos por un período”, dijo Bologna.
¿Qué tan frecuente es que ocurra lo que se ha visto en estos días? “Cada tanto se da la aparición de casos invasivos, lo que es variable a lo largo de distintos años. A veces ocurre, como está ocurriendo ahora, que hay una acumulación de casos invasivos graves. Lo hemos visto en otros años y se ha estudiado en otros lugares también”, dice Bologna. “Lo que llama la atención es que son varios cuadros con shock séptico y asociados a neumonías con derrame”, agregó. Bologna destaca otra particularidad de la situación actual: “En dos de los casos se vio una asociación con el virus de la gripe, que este año está retrasado: normalmente lo vemos entre mayo y agosto y estamos viendo que está circulando ahora el virus. Una de las complicaciones de la gripe es la sobreinfección, pero habitualmente la vemos asociada con neumonías por neumococo o stafilococo. Este año coincidió con estreptococo”.
Los profesionales insisten en la importancia de prestar atención a los
síntomas, y ante la duda consultar (ver página 5). “Es cierto que hay mucha gente alarmada. Pero en este momento, en el que no sabemos si van a seguir apareciendo casos o si va a disminuir, está bien la recomendación de la consulta temprana, porque muchas veces los padres no pueden definir cuál es el caso”, señala la especialista. ¿A qué síntomas atender? Fiebre, dolor de garganta, enrojecimiento de la piel o erupción.

Fuente: Clarin

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La muerte de dos chicos infectados con la bacteria Streptococcus pyogene encendió la alarma. La Secretaría de Salud emitió un alerta epidemiológica, y hay otros tres pacientes internados. Todos los afectados tenían entre 5 meses y 7 años.

No hay vacuna que prevenga la enfermedad, pero desde Salud intentaron llevar tranquilidad y aseguraron que no hay un brote. Pero, sí, pidieron que los padres hagan una consulta precoz para evitar complicaciones.

“Es una enfermedad muy vieja que provoca faringitis y lesiones de piel como escarlatina. En este caso, estos pacientes hicieron una forma que pasó la bacteria a la sangre e hicieron cuadros muy graves. La forma más grave tiene una mortalidad del 20% al 30%. No se trató ni se consultó a tiempo al médico. Estos casos, tratados con la penicilina, se curan la enorme mayoría”, explicó a los medios el infectólogo Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital Ricardo Gutiérrez.

Según el especialista, el contagio se da mayoritariamente de manera intrafamiliar, pero “tratados con antibióticos, en 24 horas estos pacientes dejan de contagiar. La forma grave es baja de contraer. La forma común es la faringitis, y en la época de primavera el 20% de la faringitis con fiebre son provocadas por esta bacteria”.

López explicó que el alerta oficial tiene la finalidad de que, justamente, los médicos estén alerta y también la población, para consultar de manera temprana. La bacteria afecta a dos órganos, la garganta y la piel: allí se manifiesta y a esas señales hay que prestar atención. “Los síntomas son dos: cuando tienen faringitis, dolor de garganta, fiebre alta y dificultad para tragar, y cuando se brotan en la escarlatina o con lesiones de piel que se rascan o se duelen. Cuando ocurre eso, hay que consultar al médico”.

“Tranquilizamos a la gente diciendo que es muy raro que haya pasado lo que pasó con estos chicos. No es difícil diagnosticar esta enfermedad. Hay que concurrir rápido al hospital”, remarcó.

Fuente: Clarín Salud

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La Chlamydia trachomatis (Ct) es la bacteria de transmisión sexual de mayor incidencia en el mundo debido a su caracter asintomático: hasta en un 70% de las mujeres y un 50% de los varones desconocen la existencia de este invasor silencioso. Un equipo de investigadores logró descubrir el mecanismo que utiliza esta bacteria para ingresar en las células y provocar el daño. Los resultados fueron publicados en la prestigiosa revista PNAS y podrían ayudar a instaurar nuevas terapias.

El equipo de trabajo fue dirigido por Gabriel Rabinovich, investigador superior del Consejo y vicedirector de Instituto de Biología y Medicina Experimental, y María Teresa Damiani, investigadora independiente en el Instituto de Histología y Embriología de Mendoza “Mario H. Burgos” y la Facultad de Medicina. El origen del vínculo entre estos dos grupos, cuenta Rabinovich, tuvo mucho que ver con Diego Croci, investigador adjunto y segundo autor del trabajo, que trabaja en Mendoza.

“La Ct es una bacteria intracelular que completa todo su ciclo de desarrollo en humanos. Actualmente no existen vacunas efectivas para prevenir la enfermedad y los tratamientos antibióticos de amplio espectro están demostrando la existencia de cepas resistentes. De acuerdo a las estadísticas, una de cada tres mujeres adultas estuvo en contacto con esta bacteria”, explica Damiani.

Por esta razón, es tan importante estudiar los mecanismos que utiliza la bacteria para ingresar y sobrevivir en las células humanas. “Se estima que alrededor del 50% de las mujeres infértiles es por causa de una cronificación de esta infección”, sostiene Agustín Luján, becario doctoral y principal autor del trabajo.

En los resultados presentados, se demuestra que la proteína Galectina 1 (Gal-1) promueve la adhesión de la bacteria a la célula receptora y así aumenta la infección. Un método para reducir estas infecciones podría ser con terapias que ataquen a esta proteína. Como describen Luján y Damiani, la bacteria utiliza diversos receptores para ingresar a las células cervicales.

“La Gal-1 funcionaría como una llave maestra que abre distintas puertas de entrada a la célula a infectar. La bacteria desarrolló un mecanismo de invasión que obliga a la célula a ser fagocitada. Posteriormente se comporta como un virus y la obliga a trabajar para ella. De esta forma, obtiene los componentes estructurales para poder replicarse”, informa Damiani.

La Galectina 1 (también clave en mecanismos tumorales) tiene la particularidad de formar parte de una familia de proteínas, denominadas lectinas, que se caracterizan por reconocer y unirse a azucares. “Aquí es cuando Gal-1 actúa como un ‘puente’, que se pega a los azúcares de la bacteria y de la célula hospedadora. En un experimento ‘cortamos estos azúcares y demostramos que la infección disminuyó”, explica Luján.

Se ha descripto para otros patógenos que infectan las células del cuello uterino, -como el virus de HIV y el parásito Trichomonas vaginalis-, que cuando hay inflamación, galectina 1 se libera al medio -a la luz del útero o la vagina- y así favorece la infección. Este mecanismo podría explicar la alta frecuencia de co-infecciones en el aparato genital femenino.

Obstruye las trompas de Falopio y termina en cirugía o in vitro

La Chlamydia trachomatis (Ct) es una de las causas más frecuentes de infertilidad sobre todo en donde el nivel económico de la mujer es más bajo. Una vez dentro de la célula produce infecciones y procesos inflamatorios en la pelvis (se conoce como enfermedad inflamatoria pélvica). Afecta principalmente las trompas del Falopio, que sirven de camino para los espermatozoides que puedan fecundar al ovocito. La infección ocasiona una obstrucción de las trompas, impidiendo que se produzca la fecundación. Esto es algo que clínicamente se conoce como factor tubárico. Para resolver está obstrucción hay dos caminos: a través de una corrección quirúrgica o mediante una fecundación in vitro, técnica de reproducción asistida en la que se trata de conseguir que un espermatozoide fecunde el óvulo fuera del cuerpo de la mujer, en un laboratorio.

Esta enfermedad de transmisión sexual se caracteriza por ser asintomática. En algunos casos, puede manifestarse como una leve febrícula, pero muchos descubren la secuela cuando deciden realizar una consulta por infertilidad.

Pero no sólo la mujer se ve afectada, ya que el hombre sufre también una alteración en la calidad del espermograma. Lo que implica que afecta a la pareja en igual medida. Por tanto, el tratamiento debe ser en pareja para que no se vuelva a replicar el contagio.

En el caso del aparato reproductor femenino, afecta principalmente a las trompas y en forma secundaria, genera una inflamación en el endometrio, lo que deriva también en una falla en la implantación de los embriones. Algo que tiene incidencia en la pérdida de embarazos (abortos espontáneos) por sus efectos sobre el útero.

Desde la prevención, se comienza realizando un cultivo del cuello del útero, porque es en ese punto donde reside la Chlamydia, mediante un hisopado. Esto es obligatorio antes de iniciar un tratamiento de fecundación in vitro. En caso de ser detectada la bacteria, se puede prevenir mediante el uso de antibióticos en forma conjunta a la pareja. Al ser una infección de orden intracelular, es bastante complicado erradicar a este invasor, por lo que el tratamiento antibiótico se debe extender entre dos y tres semanas.

Como muchos temas de salud reproductiva la educación sexual es un pilar fundamental. Hay que agregarle el control ginecológico periódico y, en el caso de parejas no estables, el uso de métodos anticonceptivos de barrera (condón) son medidas fundamentales para reducir riesgos.

Fuente: Clarín 

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