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La prescripción inadecuada de antibióticos es bastante común para el tratamiento de las infecciones urinarias (UI) no complicada.

Casi la mitad de las mujeres con infecciones del tracto urinario no complicadas recibieron los antibióticos incorrectos y casi tres cuartas partes recibieron recetas por más tiempo del necesario con duraciones de tratamiento inapropiadamente largas más comunes en áreas rurales, según un estudio publicado en Infection Control & Hospital Epidemiology, la revista de la Sociedad para el Cuidado Epidemiológico de América.

“Las prescripciones inadecuadas de antibióticos para las mujeres son frecuentes y tienen consecuencias graves para el paciente y la sociedad, declaró Anne Mobley Butler, autora principal del estudio y profesora asistente de medicina y cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, San Louis. Los hallazgos de nuestro estudio subrayan la necesidad de intervenciones de administración de antimicrobianos para mejorar la prescripción de antibióticos para pacientes ambulatorios, particularmente en los entornos rurales”.

 

Las mujeres rurales tienen más probabilidades de recibir antibióticos de duración inadecuada, señala un segundo estudio coincidente en la temática. ¨Se necesitan intervenciones de administración de antimicrobianos para mejorar la prescripción de antibióticos para las IU en pacientes ambulatorios y para reducir la exposición innecesaria a los antibióticos, especialmente en entornos rurales¨, confirmó Butler.

Los investigadores estudiaron los datos de gestión de seguro médico de 670.400 mujeres estadounidenses de entre 18 y 44 años que recibieron un diagnóstico ambulatorio de infección del tracto urinario sin complicaciones entre abril de 2011 y junio de 2015. Identificaron recetas de antibióticos surtidos, evaluaron el cumplimiento de las pautas clínicas y compararon los patrones de uso de antibióticos en zonas rurales y urbanas.

 

Una cuestión de distancias

Según las conclusiones observadas las pacientes rurales eran más propensas a recibir una receta para una terapia de duración inapropiadamente larga que las habitantes de zonas urbanas, según un análisis de datos geográficos de la base de datos. Si bien el uso tanto de la elección de antibióticos inapropiada como de la duración inadecuada de las recetas disminuyó ligeramente durante el período de estudio, las recetas inapropiadas continuaron siendo comunes con un 47% de las recetas emitidas para antibióticos fuera de las recomendaciones de las guías y un 76% por una duración inadecuada, casi todas las cuales fueron más largas de lo recomendado.

 

"La evidencia acumulada sugiere que los pacientes tienen mejores resultados cuando cambiamos la prescripción de antibióticos de acción amplia a la de espectro estrecho y de duración más larga a más cortas, continuó Butler. Promover el uso óptimo de antimicrobianos beneficia al paciente y a la sociedad al prevenir eventos adversos evitables, alteraciones del microbioma e infecciones resistentes a los antibióticos”.

“Los médicos deben revisar periódicamente las pautas de práctica clínica, incluso para las afecciones comunes, para determinar el antibiótico ideal y la duración del tratamiento”, escribieron los especialistas en su documento. La auditoría de los patrones de prescripción de antibióticos para pacientes ambulatorios y la retroalimentación periódica al proveedor de atención médica ayuda a recordar a los doctores las mejores prácticas y mejora la prescripción de antibióticos.

Las posibles explicaciones de los hallazgos del estudio, que son consistentes con otras investigaciones que reflejan disparidades rurales, pueden ser que los proveedores rurales pueden no estar tan al tanto de las pautas actuales de tratamiento con antibióticos. Además, los proveedores urbanos que tratan a pacientes rurales pueden recetar antibióticos de mayor duración debido a las barreras de la distancia a la atención en caso de que los síntomas persistan. Se necesitan más investigaciones para identificar las razones de una mayor prescripción inadecuada en entornos rurales.

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De acuerdo a los reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel global entre un 70 y un 80% de las personas hospitalizadas por COVID-19 reciben antimicrobianos frente a la sospecha de la presencia de una infección respiratoria baja (IRB), situación que no siempre está presente, ya que los reportes científicos muestran una posibilidad de coinfección, es decir la presencia del virus SARS CoV-2 y una bacteria, en no más de un 6% de los casos. Esta situación podría producir la aparición y propagación aceleradas de resistencia a los mismos, situación que no es nueva y que preocupa a las autoridades sanitarias de todo el mundo.
 
En esa misma línea, desde la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), en el marco de la Semana del Uso Responsable de Antimicrobianos' una iniciativa que promueve la OMS a nivel mundial y que se conmemora del 18 al 24 de noviembre, hicieron un llamado a tomar mayor conciencia sobre esta problemática y a restringir el uso de antibióticos solamente para aquellos casos con indicación médica precisa, mensaje que va dirigido no solo a la población general sino a las autoridades sanitarias, farmacéuticos y dispensadores de farmacias y a la propia comunidad médica.
 
"Se calcula que para el 2030 el consumo mundial de antimicrobianos aumentará un 67% y en el 2050 la resistencia antimicrobiana será una de las principales causas de muerte, superando al cáncer. La resistencia antimicrobiana avanza más rápido que la generación de nuevos antibióticos. A nivel mundial, durante la pandemia de coronavirus se vio que, aunque estemos ante la presencia de una enfermedad viral, hubo un aumento del consumo de antibióticos por dos factores. El primero, asociado a la indicación de antibióticos habitual frente a la neumonía de la comunidad, cuando en realidad la coinfección 'bacterias-virus' en pandemia es menor al 6% de los casos, entonces allí hay una sobreprescripción de antibióticos. El segundo factor es que los pacientes que se internan y que están gravemente enfermos por Covid- 19, sufren infecciones asociadas al cuidado de la salud al estar ventilados, con catéteres o sonda vesical, y estas infecciones son las que se relacionan mayoritariamente con gérmenes multirresistentes; son las infecciones intrahospitalarias que requieren un alto consumo de antibióticos de amplio espectro", sostuvo la Dra. Wanda Cornistein, infectóloga, coordinadora del Programa de Resistencia Antimicrobiana de la SADI y Jefa de Control de Infecciones del Hospital Universitario Austral.
 
La resistencia es un mecanismo natural, entre otros, que tienen las bacterias para defenderse de un ámbito que les resulta hostil, esto lo hacen no sólo en el cuerpo sino donde estén, en la tierra, el agua, donde sea. 'Klebsiella pneumoniae' y 'Pseudomonas aeruginosa' son algunas de las bacterias que se adaptan a los antibióticos, generan mecanismos para sobrevivir y poseen mayor resistencia.
 
Se calcula que cada año unas 700.000 personas mueren en todo el mundo como consecuencia de la resistencia antimicrobiana y que de no tomarse medidas al respecto esa cifra llegará a los 10 millones para el 2050 .
 
Además, de acuerdo con una base de datos sobre la eficacia de tratamientos con antibióticos y nuevos patrones de resistencia realizado en más de 60 países, se ha registrado un incremento en la resistencia de algunas bacterias Gram negativas en América Latina, de alrededor de un 14% en 2011 a 29% en 2016 . 
 
Según señaló el Dr. Francisco Nacinovich, integrante del Programa de Resistencia Antimicrobiana de la SADI y jefe de Infectología del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), el mecanismo de la resistencia necesita muy poco estímulo para gatillarse y no tiene que ver con la cantidad ni la duración de un tratamiento antibiótico.
 
"Un solo comprimido de cualquier antibiótico mal prescripto, sobre todo para infecciones virales respiratorias, es suficiente para que el microorganismo desarrolle los mecanismos para ser resistente a ese antibiótico. Los antimicrobianos cuando están indicados adecuadamente en una infección documentada, con cultivo y datos clínicos, erradican el germen y resuelven la enfermedad sin mayores consecuencias. Ahora, si se dan antibióticos para una infección viral, que es donde más se utiliza por error (para las bronquitis, para las faringitis, que en el 80-90% de los casos son causadas por virus), las bacterias que viven con nosotros habitualmente se sienten agredidas y reaccionan haciéndose resistentes", indicó el Dr. Nacinovich.
 
Para el Dr. Lautaro De Vedia, infectólogo, ex presidente de la SADI y jefe de la División Asistencia Especial del Hospital Muñiz de Buenos Aires, con la pandemia de Covid-19 la situación de la resistencia antimicrobiana tendió a empeorar, debido a la administración innecesaria de antibióticos por parte del equipo médico. 
 
"En un principio cuando uno recibía a un paciente no sabía si tenía coronavirus o una neumonía bacteriana, entonces ante la duda, particularmente en los pacientes graves, se le daba antibióticos hasta tener los resultados. Ahora tenemos recomendaciones desde la SADI que nos indican ser cautos, recordando la poco frecuente de la convivencia de bacterias y virus, y que si hay que hacer un tratamiento antibiótico debe ser por períodos más breves, y en los pacientes no tan graves tal vez abstenerse de suministrarlos cuando se sospecha de Covid a la luz de la radiografía o datos de laboratorio. Hay que dejar el antibiótico solo para los casos de sospecha de coexistencia del virus SAAR-CoV-2, con una infección bacteriana", detalló el Dr. De Vedia.
 
"El mal uso de antimicrobianos va incluso más allá de la situación puntual de la pandemia y representa una problemática con múltiples responsabilidades. Este tema nos incumbe a todos, los médicos tenemos mucha responsabilidad, hoy se sabe que los tratamientos aun siendo más breves son igual de efectivos que los que hacíamos antes, que eran prolongados; hay que prescribir antibióticos sólo cuando es estrictamente necesario. Por su parte, la población tiene que saber que el antibiótico sólo tiene que ser prescripto por el médico o el odontólogo y que los farmacéuticos también juegan un rol importante, no deben vender los antibióticos sin receta, a su vez las autoridades y gobiernos también deben controlar", insistió el Dr. De Vedia.
 
"En los Estados Unidos, 2 de cada 5 personas que se encuentran bajo tratamiento antibiótico consultan a la guardia por presentar eventos adversos asociados como diarrea, molestia gastrointestinal, prurito, dolor en la boca del estómago, hasta un evento muy frecuente que es la diarrea por 'clostridioides difficile' que es una bacteria que se manifiesta por el uso de antibióticos, todo esto más la resistencia. En ese país hay una vigilancia estricta de los efectos adversos asociados a antibióticos, en Argentina no todos los lugares tienen implementados sistemas de vigilancia, entonces no sabemos a ciencia cierta cuál es el número de eventos adversos. Además, muchas veces nos enfrentamos a la exigencia del paciente por la prescripción de antibióticos, cuando debería ser todo lo contrario: el médico debería explicar la razón por la cual indica el antibiótico, que debería ser una práctica excepcional", explicó la Dra. Cornistein.
 
 "En 2010 la tasa de infecciones por bacterias resistentes como la 'Klebsiella pneumoniae resistente a carbapenemes' o productora de carbapenemasas (KPC) era del 3,6% cada 10 mil egresos hospitalarios en la Ciudad de Buenos Aires, en 2014 había trepado al 39,1%. En Argentina se estima que la mortalidad por infarto de miocardio esta alrededor del 5%, mientras que ahora una infección por una bacteria multirresistente puede tener una mortalidad superior al 40-60%. Estamos en un escenario donde tenemos bacterias para las cuales no tenemos antibióticos para combatirlas. Esto ya ocurre, es una realidad en Argentina y es muy serio; y no tenemos mucho tiempo para resolver este problema: se calcula que para 2050 se van a morir más personas por gérmenes resistentes que por cáncer u otras enfermedades como las cardiovasculares", concluyó el Dr. Nacinovich.
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Un tipo de gel inteligente amigable con el medio ambiente y capaz de liberar antibióticos a diferentes velocidades podría servir para el diseño de cápsulas para la administración de fármacos o parches cutáneos que traten distintas heridas o infecciones de la piel, anunciaron científicos de Córdoba.

“El material tiene alta versatilidad y puede liberar altas cantidades de antibiótico en un corto tiempo o cantidades más bajas en forma gradual”, afirmó la doctora María Lorena Gómez, del Instituto de Investigaciones en Tecnologías Energéticas y Materiales Avanzados (IITEMA), que depende de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) y del CONICET.

Según lo publicado en la revista “Materials Science and Engineering: C”, los investigadores de IITEMA desarrollaron un hidrogel (plásticos blandos que retienen grandes cantidades de agua) que responde a los cambios de temperatura que ocurren en el organismo como respuesta a enfermedades.

“Cuando la temperatura aumenta, los geles se contraen y liberan el medicamento encapsulado en su interior”, explicó Gómez, también investigadora del CONICET. De esa manera, se podría regular la cantidad de antibiótico que llega al sitio de acción en respuesta al cambio de temperatura y retenerlos en su “matriz” cuando no se los necesita.

El método de obtención es amigable con el ambiente, ya que utiliza agua como solvente y para su fabricación emplea LEDs verdes de bajo consumo como fuente de energía. “Además, los medicamentos se incorporan en el material cuando se genera y conservan íntegramente sus propiedades antibióticas, simplificando el procedimiento de fabricación”, agregó.

Los científicos probaron “in vitro” que los geles per se no son tóxicos y que los antibióticos liberados son eficaces frente a las bacterias Staphylococcus aureus y Escherichia coli., responsables de muchas infecciones.

En una próxima etapa, Gómez señaló que se podría ensayar el material en animales de laboratorio como prueba preliminar a su aplicación en humanos.

El estudio corresponde a parte del trabajo de tesis doctoral de la química Antonela Gallastegui, quien cursa su quinto año de beca de CONICET bajo la dirección de Gómez y del doctor Rodrigo Palacios, ambos miembros del IITEMA. También participaron del trabajo los doctores Ignacio dell’Erba (INTEMA, UNMDP), Carlos Chesta y Carlos Previtali, del IITEMA, UNRC; y Mariana Spesia, del Instituto de Desarrollo Agroindustrial y de la Salud (IDAS), dependiente de la UNRC y del CONICET.

 

Fuente: Consenso salud

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó su Lista de Medicamentos Esenciales añadiendo 28 medicamentos para adultos y 23 para niños, entre los que se encuentran cinco terapias contra el cáncer, tres antibióticos para infecciones resistentes y los nuevos anticoagulantes orales.

“En todo el mundo, más de 150 países utilizan la lista de medicamentos esenciales de la OMS para orientar las decisiones sobre qué fármacos representan la mejor relación costo-efectividad, según la evidencia y el impacto en la salud. La inclusión en esta lista de algunos de los medicamentos contra el cáncer más nuevos y avanzados es una declaración sólida de que todos merecen acceso a estos medicamentos que salvan vidas, no sólo los que pueden pagarlos”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanmon Ghebreyesus.

En concreto, respecto a los tratamientos contra las enfermedades oncológicas, el organismo de Naciones Unidas ha incluido en su lista las cinco terapias que aportan mejores tasas de supervivencia y que van dirigidas a melanomas, cáncer de pulmón, sangre y próstata. Por ejemplo, se han incluido las inmunoterapias nivolumab y prembrolizumab que aumentaron las tasas de supervivencia en melanoma avanzado, hasta hace poco incurable, en un 50 por ciento.

Asimismo, la lista incluye tres nuevos antibióticos para el tratamiento de infecciones resistentes, además de los nuevos anticoagulantes orales para prevenir el accidente cerebrovascular y como alternativa a la warfarina para la fibrilación auricular y la trombosis venosa profunda. “Estos son particularmente ventajosos para los países de bajos ingresos ya que, a diferencia de la warfarina, no requieren un monitoreo regular”, informó la OMS.

El organismo considera también fármacos esenciales los productos biológicos y sus respectivos biosimilares para enfermedades inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoide y las patologías inflamatorias del intestino; así como la carbetocina termoestable para la prevención de la hemorragia postparto, una nueva formulación que tiene efectos similares a la oxitocina, la terapia estándar actual, pero que ofrece la ventaja a los países tropicales de prescindir de refrigeración.

Con estas inclusiones, ya son 460 los productos que se consideran esenciales para abordar las necesidades clave de salud pública.

No obstante, en la nueva actualización no se han incluido algunos medicamentos para la esclerosis múltiple, ni el metilfenidato, un fármaco para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) debido a que el Comité de Medicamentos Esenciales del organismo encontró “incertidumbres” en las estimaciones de beneficio.

46 Nuevas pruebas de diagnóstico

Por otra parte, la OMS ha actualizado la Lista de Diagnósticos Esenciales. Agregó 12 pruebas para detectar una amplia gama de tumores sólidos como los cánceres colorrectal, hepático, cervical, próstata, mama y de células germinales, así como la leucemia y los linfomas.

Al mismo tiempo, se creó una nueva sección en este listado que cubre las pruebas de patología anatómica, servicio que el organismo de Naciones Unidas aconseja que esté disponible en los laboratorios especializados.

En relación a las pruebas para diagnosticar enfermedades infecciosas, la lista se centra en aquellas que prevalecen en países de bajos y medios ingresos como, por ejemplo, el cólera, dengue, zika, la leishmaniasis y la esquistosomiasis. Además, incorporó una prueba de gripe para las zonas sanitarias que no cuentan con laboratorios específicos.

La OMS también ha ampliado su listado de pruebas diagnósticas para incorporar aquellas adicionales que abordan diversas enfermedades y afecciones como, por ejemplo, las pruebas de hierro (para la anemia) o las que se utilizan para diagnosticar la disfunción tiroidea y las células falciformes.

Se incorporó también una sección para las pruebas destinadas a las donaciones de sangre, la cual forma parte de la estrategia de la OMS para lograr que las transfusiones de sangre sean más seguras en todo el mundo.

“La Lista de diagnósticos esenciales se introdujo en 2018 para guiar el suministro de pruebas y mejorar los resultados del tratamiento. A medida que los países avancen hacia la cobertura universal de salud y los medicamentos estén más disponibles, será crucial contar con las herramientas de diagnóstico adecuadas para garantizar un tratamiento adecuado”, ha zanjado la directora general adjunta de Medicamentos y Productos de Salud de la OMS, Mariangela Simao.

Para acceder al listado completo (en inglés): MEDICAMENTOS ESENCIALES OMS 2019

Fuente: Europa Press. COFA

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Novena causa de muerte a nivel mundial y primera en el ránking de las infecciosas, la tuberculosis enfermó a diez millones de personas en todo el planeta, causando la muerte de 1,6 millones a lo largo del año 2017. Aunque terminar con esta enfermedad para el 2030 es una de las metas incluidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo cierto es que hay un enemigo poderoso: la multirresistencia a los antibióticos.

Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos) y de la Universidad de Umea (Suecia) hallaron un compuesto que previene e incluso revierte la resistencia a la isoniazida, uno de los antibiótico más utilizados. El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, se realizó en bacterias cultivadas en laboratorio, y de confirmarse los resultados positivos, se transforma en el primer paso antes de pasar a investigaciones en animales y en seres humanos.

El uso del compuesto junto con la isoniacida podría restaurar la efectividad del antibiótico en personas con tuberculosis resistente a los medicamentos.

El compuesto también puede reforzar el poder del antibiótico para matar las bacterias de la tuberculosis, incluso aquellas sensibles a las drogas, lo que significa que los médicos podrían comenzar a pensar en reducir el prolongado régimen de tratamiento de seis meses que hay actualmente.

“Es muy difícil para las personas cumplir con un tratamiento tan largo –argumenta Christina Stallings, coautora del estudio-. Son cuatro medicamentos y todos tienen efectos secundarios. Cuanto más tiempo dura la toma de los antibióticos, más problemas se registran con el cumplimiento del paciente, y eso puede conducir a empeorar la resistencia al fármaco. Todo lleva al fracaso del tratamiento. Lo que logramos hallar es un compuesto que sensibiliza las bacterias a un antibiótico, evita que surja la resistencia a los fármacos e incluso la invierte, al menos en el laboratorio.”.

La enfermedad es causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. En lugar de buscar nuevos antibióticos, Stallings y sus colaboradores decidieron probar compuestos que eviten que la bacteria se fortalezca, una vez dentro del organismo. Cuando se colocan en un ambiente de bajo oxígeno para imitar las condiciones estresantes que las bacterias de la tuberculosis encuentran dentro del cuerpo, las bacterias se unen y forman una película delgada llamada biofilm que es resistente no solo a las condiciones de bajo oxígeno sino también a los antibióticos y otros factores estresantes.

Los investigadores analizaron 91 compuestos que comparten una estructura química central que inhibe las biopelículas en otras especies bacterianas, y hallaron un compuesto, el C10, que aunque no mató a las bacterias de la tuberculosis, les impidió formar un biofilm. Otras pruebas mostraron que el bloqueo de la formación de biopelículas con C10 hizo que las bacterias fueran más fáciles de matar con antibióticos e incluso frenó el desarrollo de resistencia a los antibióticos.

El testeo se realizó sobre bacterias desarrolladas en el laboratorio. Ahora, los científicos están viendo si el compuesto es seguro y cómo será procesado por el organismo humano.

Fuente: Revista Noticias / COFA

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Investigadores de la Universidad Stanford, en California, Estados Unidos, demostraron que las bacterias involucradas en las infecciones del tracto urinario (ITU) dependen de una nueva forma química de la molécula de la celulosa para adherirse a las células de la vejiga. El hallazgo, publicado en la revista de las ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, podría conducir a nuevas formas de tratar las IU y otras infecciones sin antibióticos.

El uso excesivo de antibióticos puede provocar resistencia e impactos en las bacterias naturales que comparten nuestros cuerpos, llamado microbioma, dice la codirectora del estudio Lynette Cegelski, profesora asociada de Química en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Stanford. “Hay muchas maneras de atacar la enfermedad y si solo te centras en las estrategias de virulencia de una bacteria específica, igual puedes prevenir la infección y también eliminar el ataque total a tu microbioma”, agrega.

Producida por plantas, algas y algunas bacterias, la celulosa es el polímero orgánico más abundante en la Tierra. También es uno de los mejor estudiados, ya que se usa para producir todo, desde papel hasta combustible de etanol. Por lo tanto, fue sorprendente cuando el equipo de Cegelski anunció a principios de este año que habían descubierto una forma químicamente única de celulosa, llamada pEtN (grupo químico fosfoetanolamina), en la bacteria ‘E. coli’.

Ese hallazgo, que fue publicado en ‘Science’, mostró que la celulosa pEtN es un componente crucial en la biopelícula de las bacterias, una secreción viscosa que las bacterias usan para compartir nutrientes y para protegerse contra los antibióticos y los ataques del sistema inmune de sus huéspedes. En el nuevo estudio, el grupo de Cegelski demostró que pEtN también juega un papel importante en las infecciones urinarias.

 La ITU es una de las enfermedades infecciosas más comunes en todo el mundo y ‘E. coli’ es uno de los principales culpables. “Nuestros experimentos aquí revelan una función específica para la celulosa en la que cumple un papel de mortero para mejorar la fuerza de adhesión de las bacterias con las células epiteliales de la vejiga”, explica el colíder del estudio Gerald Fuller, profesor en la Escuela de Ingeniería.
 
Ayuda de una fuente inesperada
El descubrimiento fue el resultado de un encuentro casual en un evento en Stanford, donde Fuller se enteró de que el grupo de Cegelski estaba buscando una manera de medir cómo de fuerte se adhiere la capa de bacteria ‘E. coli’ a una capa de células vesicales aisladas. Unos años antes, Fuller había desarrollado un instrumento, llamado ‘Live-Cell Monolayer Rheometer’ (LCMR), para investigar la adhesión de las lentes de contacto a las células de la córnea. “Queríamos saber si las células del ojo se adhieren a la parte inferior de las lentes de contacto cuando se quitan, y descubrimos que es así”, dice Fuller.
El LCMR fue diseñado para poner una placa de vidrio en contacto con una sola capa delgada de células vivas y luego mantener una presión constante entre ellas. Un microscopio adjunto permite a los científicos controlar las células durante los experimentos, y una placa inferior calentada ayuda a mantener las células vivas.
Los científicos se dieron cuenta de que, con algunos ajustes, el instrumento de Fuller podría lograr lo que Cegelski tenía en mente. “Para estos experimentos, mejoramos la microscopía para visualizar mejor el contacto entre las bacterias y la capa de células de la vejiga durante las mediciones”, relata la primera autora del estudio, Emily Hollenbeck, exestudiante de posgrado conjunta en los grupos de Cegelski y Fuller. “Este fue un control importante para garantizar que siempre estuviéramos midiendo las fuerzas de adhesión entre estas capas muy delgadas”, añade.Hacer que las bacterias crezcan como una sola capa también resultó un desafío, y Hollenbeck tuvo que hacer varios intentos antes de que tuviera éxito. “La creación de capas uniformes de bacterias y células de vejiga fue muy importante para obtener mediciones de LCMR reproducibles –dice Hollenbeck–. Fue especialmente desafiante crear estas capas uniformes con materiales que crecen continuamente y se adaptan a su entorno”.

 

Romper el ciclo de infección

Estudios previos ya habían notado que la celulosa pEtN y las fibras de la superficie celular llamadas curli se trenzan juntas para crear biopelículas de ‘E. coli’. Y las fibras curli se han visto implicadas en infecciones renales y sepsis. “Mientras más severas sean las infecciones, más probable es que esas bacterias estén produciendo curli”, subraya Cegelski.

Lo que Cegelski quería entender era la contribución relativa de pEtN y curli a la adhesión de las bacterias a las células del huésped y cómo trabajaron juntas durante la infección. Para responder a estas preguntas, su grupo diseñó una serie de experimentos para probar la fuerza de adhesión del curli y la celulosa por separado y también juntas.

En un experimento, unieron ‘E. coli’ cuyos biofilms contenían celulosa y curli a la placa superior del LCMR y luego los pusieron en contacto con una placa inferior que contiene células de vejiga. Los científicos cortaron rápidamente la placa superior horizontalmente en una pequeña cantidad, y el nivel resultante de estrés adhesivo les dio una medida cuantitativa de la adherencia de las bacterias.

Repitieron el experimento con ‘E. coli’ genéticamente modificado cuyas biopelículas contenían solo celulosa, y nuevamente con una placa superior que poseía solo curli y ninguna bacteria. Lo que encontraron fue que las bacterias que producían tanto curli como celulosa exhibían la mayor fuerza de adhesión, seguidas por el curli solo y finalmente por la celulosa sola.

“Sin celulosa, las células separarse muy fácilmente de la bacteria –afirma Fuller–. La celulosa actúa como un pegamento para realmente ayudar a mantener todo junto”. El hallazgo sugiere que puede ser posible un enfoque para tratar las infecciones urinarias que no involucre antibióticos.

“Atacar la celulosa podría ser una gran alternativa a los antibióticos tradicionales, ya que la prevención de la adhesión bacteriana podría ayudar a romper el ciclo de infección –dice Hollenbeck–. Este tipo de tratamiento también evita la presión de ‘vida o muerte’ de los antibióticos tradicionales que conducen a mutaciones resistentes a los medicamentos”.

Fuente: Europa Press / COFA

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Existe una creciente necesidad de nuevos antibióticos para ayudar a combatir la amenaza inminente de resistencia antimicrobiana. Según un nuevo estudio realizado por investigadores del Centro para la Dinámica de las Enfermedades, la Economía y la Política (CDDEP, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, con colegas de la Universidad de Oslo, Noruega, y otras organizaciones, entre 1999 y 2014, solo 25 antibióticos nuevos que representan nueve clases diferentes de antibióticos ingresaron en el mercado mundial. La mayoría de los antibióticos lanzados en este periodo de tiempo provinieron de compañías japonesas (11 de 25) o estadounidenses (6 de 25) y se lanzaron en Japón (7) o en Estados Unidos (12).

De los 25 antibióticos, 18 estaban destinados a tratar infecciones del tracto respiratorio adquiridas en la comunidad, 14 para infecciones de la piel y la estructura de la piel y 12 para infecciones del tracto urinario. Además, el 52 por ciento de los nuevos antibióticos estaban indicados para tratar infecciones causadas por bacterias resistentes, mientras que ninguno se centró en las bacterias gramnegativas, que son la causa de la mayoría de las infecciones no tratables.

Disponibilidad de medicamentos, muy variable

Además de examinar el lanzamiento de nuevos antibióticos, los investigadores también rastrearon cómo se propagaron los medicamentos a través del análisis de las ventas mundiales de fármacos. Descubrieron que, dentro de los tres años posteriores a su introducción, los antibióticos podían llegar a 30 mercados nacionales y en 10 años a 70; pero la disponibilidad de medicamentos era muy variable y solo 12 de los 25 antibióticos habían registrado ventas en más de diez países.

Los antibióticos con la mayor disponibilidad geográfica en 2014 (ertapenem, linezolid, moxifloxacina y tigeciclina, que llegaron a más de 60 países) se originaron en compañías europeas o estadounidenses y se lanzaron en Europa y Estados Unidos. En general, los medicamentos lanzados en Japón presentaban menos probabilidades de estar disponibles en otros países, aunque los antibióticos destinados a tratar las infecciones causadas por bacterias resistentes a los medicamentos tienden a registrar una mayor distribución geográfica.

Este estudio, que se basó en revisiones de medicamentos nuevos y registrados de la Agencia Europea de Medicamentos, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos, la Agencia de Productos Farmacéuticos y Médicos de Japón y la Organización de Control de Estándares de Medicamentos de India, analizó la distribución geográfica de los nuevos antibióticos, pero no evaluó la disponibilidad en términos de beneficio clínico.

Según Ramanan Laxminarayan, director del CDDEP, “antes de este estudio, se sabía poco acerca de la distribución geográfica y la disponibilidad de antibióticos tras su introducción en el mercado. Encontramos que muchos antibióticos nuevos no van más allá de unos pocos países y, por lo tanto, no están disponibles en muchos países. donde la necesidad es mayor”.

“Los hallazgos pueden aportar información importante para las intervenciones actuales y futuras (incentivos económicos específicos, extensión de patentes y asociaciones público-privadas) dirigidas a atraer a los fabricantes al mercado de desarrollo de antibióticos”, concluye este experto.

Fuente: Europa Press / COFA

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Las variaciones individuales en la composición genética y las bacterias intestinales pueden explicar los diferentes efectos de los antibióticos en la presión arterial, según sugiere un nuevo estudio en ratas publicado en la revista ‘Physiological Genomics’.

La microbiota intestinal es una mezcla de organismos que desempeñan un papel tanto en la salud como en el desarrollo de enfermedades, incluida la hipertensión. Así como los genes de los individuos varían, la microbiota intestinal de cada persona es diversa. Como los antibióticos matan bacterias dañinas para curar infecciones, también pueden eliminar bacterias útiles que mantienen una buena salud.

Debido a que la microbiota intestinal está relacionada con la presión arterial alta de un individuo, investigadores de la Universidad de Toledo (Estados Unidos) explican que “las respuestas hipertensivas individuales a los antibióticos pueden variar según la composición genética y su microbiota”.

El equipo de investigación estudió dos cepas de ratas con una microbiota intestinal diferente, pero con una tendencia genética a la hipertensión. Las ratas Dahl desarrollan hipertensión arterial en respuesta a una dieta rica en sal, mientras que las ratas espontáneamente hipertensas (ratas SHR) se consideran un modelo animal de hipertensión arterial no relacionada con la sal alimentaria.

 Los investigadores trataron ambas cepas con tres antibióticos comunes: la vancomicina, que trata la inflamación y la infección del colon (colitis); minociclina, para las infecciones del tracto urinario, el acné y ciertos tipos de infecciones de transmisión sexual; y neomicina, que se usa para prevenir el colesterol alto y es un ingrediente activo en muchas cremas, ungüentos y gotas para los ojos.El uso de antibióticos causó diferentes respuestas en las ratas Dahl y SHR, incluida la forma en que cada fármaco afectaba a su presión arterial. La presión arterial sistólica (la fuerza de la sangre que empuja las arterias mientras el corazón late) aumentó en las ratas Dahl cuando se trató con minociclina y neomicina, pero no cuando se administró vancomicina.

 

La minociclina también provocó que la presión arterial diastólica (la presión en las arterias mientras el corazón está en reposo) aumentara en las ratas Dahl. Las ratas SHR tratadas con cualquiera de los antibióticos experimentaron una caída en la presión arterial sistólica, o ningún cambio, como con la neomicina. De acuerdo con el criterio de los investigadores, estos hallazgos sugieren que la composición genética juega “un papel importante” en cómo la presión arterial se verá afectada por el tratamiento con antibióticos. “Esto resalta la importancia de nuevos estudios para determinar el mecanismo detrás de estos diferentes efectos, y también plantea la cuestión de la seguridad en el uso de antibióticos por parte de pacientes con dolencias como la hipertensión”, concluyen.

Fuente: Europa Press / COFA

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Ya se encuentra disponible en nuestro país un nuevo antibiótico para el tratamiento de pacientes adultos internados con infecciones graves provocadas por bacterias Gram-negativas aeróbicas multirresistentes. A partir de la combinación de las drogas ceftazidima y avibactam, esta terapia demostró una amplia eficacia para hacer frente a bacterias resistentes a las terapias disponibles. 

Dentro de las bacterias Gram-negativas, la Klebsiella pneumoniae resistente a Carbapenems (KPC) es uno de los patógenos que presenta mayor preocupación, ya que ha sido detectado en las 24 provincias del país, representando el 30,2% de los casos de Klebsiella pneumoniae confirmados. La KPC provoca infecciones asociadas con altas tasas de morbilidad y mortalidad, y es resistente a casi todos los antibióticos disponibles.

Como parte de su mecanismo de acción, avibactam (de la familia de los inhibidores de la enzima ‘betalactamasa’, producida por las bacterias para eludir el efecto de los antimicrobianos betalactámicos) permite restaurar el mecanismo de acción de la ceftazidima (una droga de la clase de las cefalosporinas, que forma parte del grupo de los betalactámicos) para luchar contra algunos de los agentes patógenos Gram-negativos más resistentes, que son motivo de preocupación sanitaria a nivel mundial.

Entre otras, la nueva combinación está indicada para infecciones intra-abdominales complicadas, infecciones complejas del tracto urinario y neumonías adquiridas en el ámbito hospitalario, como por ejemplo la neumonía asociada al uso de respiradores.

Además, la combinación de ceftazidima-avibactam está indicada para el tratamiento de infecciones graves por Gram-negativos en pacientes que han agotado las demás opciones terapéuticas. Es decir que representa un importante avance terapéutico, pues puede emplearse en diversos escenarios, especialmente cuando un tratamiento antibiótico fracasa producto de la resistencia bacteriana, poniendo en riesgo la vida del paciente.

Según los estudios clínicos realizados, la combinación de ceftazidima-avibactam demostró superioridad respecto de otros tratamientos para el manejo de infecciones provocadas por Klebsiella pneumoniae resistente a Carbapenems (KPC), ya que disminuye significativamente los índices de mortalidad y estadía hospitalaria. Por otra parte, también se observó que el empleo de este nuevo antibiótico aumenta la tasa de pacientes que son externados al domicilio, es decir, que disminuye la cantidad de aquellos que son derivados a centros de rehabilitación.

En este contexto, la eficacia de ceftazidima-avibactam en actividad in vitro contra Klebsiella pneumoniae resistente a Carbapenems (KPC) y otras enterobacterias, mostró resultados determinantes en comparación con Colistin, reduciendo un 30% de las muertes que pueden ocurrir entre un 50-90% de los pacientes que sufren este tipo de infecciones. 

A su vez, esta terapia innovadora permite una disminución en la cantidad de antibióticos administrados. Hoy, permite la biterapia para casos que, hasta ahora, requerían hasta 5 terapias con diferentes tipos de antimicrobianos para un mismo tratamiento, con la consecuente disminución en los costos hospitalarios.

“Estamos muy entusiasmados con el lanzamiento de esta nueva alternativa terapéutica en Argentina” dijo el Dr. Francisco Nacinovich, Jefe de Infectología en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) y Médico Infectólogo de Centros Médicos Dr. Stamboulian. “La combinación de ceftazidima y avibactam viene a cubrir una demanda muy esperada por la comunidad médica, ya que es una herramienta segura y efectiva contra un rango de gérmenes de difícil tratamiento y que representan un serio y creciente problema de salud en nuestro país”, agregó.

Un informe presentado recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye, por primera vez, una lista de patógenos que son prioridad mundial para orientar los esfuerzos de la ciencia en materia de investigación y desarrollo, entre las que se incluyen las bacterias Gram-negativas que esta nueva combinación demostró combatir.

Actualmente, el mayor número de infecciones provocadas por estas bacterias se presenta en los pacientes que están hospitalizados en unidades de cuidados intensivos, que requieren procedimientos quirúrgicos, que son recién nacidos y/o se encuentran heridos por quemaduras.

Según una base de datos sobre la eficacia de tratamientos con antibióticos y nuevos patrones de resistencia realizada en más de 60 países, se ha registrado un incremento en la resistencia de algunas bacterias Gram-negativas en Latinoamérica de alrededor de un 14% en 2011 a 29% en 2016. En este contexto, Argentina no está ajena a esta realidad.

“En nuestro país, se observa una necesidad creciente de terapias para el tratamiento de bacterias multirresistentes, especialmente en el ámbito hospitalario. El rápido aumento y la gran proliferación de patógenos Gram-negativos es un desafío enorme para la ciencia” sostuvo el Dr. Fernando Pasteran, Especialista en Microbiología Clínica y Profesional Adjunto del Servicio de Antimicrobianos, Laboratorio Nacional de Referencia, Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas, INEI-ANLIS Dr. Carlos G. Malbrán. “Necesitamos contar con nuevos antibióticos para luchar contra las infecciones hospitalarias causadas por gérmenes resistentes, ya que por el momento no disponemos de suficientes alternativas terapéuticas efectivas y tolerables para el paciente”, concluyó.

La combinación de ceftazidima-avibactam se administra por vía endovenosa y está indicada para tratar personas con infecciones bacterianas Gram-negativas confirmadas o sospechadas que requieren hospitalización.

Entre los principales efectos adversos reportados por el uso de la terapia combinada (n=2024 en siete estudios clínicos en fase II y III) en el 5% o más de los pacientes se observó la presencia de anticuerpos (prueba de Coombs) que precipitan la desaparición de los glóbulos rojos (anemia hemolítica), náuseas y diarrea. Los cuadros de diarrea y náuseas fueron, en general, en grado leve o moderado de intensidad. 

Acerca de la resistencia antimicrobiana (RAM)

Actualmente, la resistencia antimicrobiana es uno de los problemas de salud pública más preocupantes del mundo. Se la considera responsable cada año de cerca de 700 mil casos fatales mientras que, según las estimaciones proyectadas para el 2050, fallecerán anualmente por esta causa 10 millones de personas.

Sólo en Europa, la RAM es responsable de 25 mil muertes al año, donde dos tercios de los casos fatales registrados son provocados por bacterias Gram-negativas como la Escherichia coli.3 El impacto clínico de las infecciones multirresistentes tiene un costo estimado de 1.500 millones de euros por año.

Entre las recomendaciones para disminuir el impacto de la resistencia antimicrobiana, el Dr. Nacinovich recomendó “evitar el mal uso de antibióticos y promover un empleo responsable de los mismos, practicar siempre el lavado de manos, concretar el alta temprana de los pacientes que se encuentren estables y respetar las medidas para el control de las infecciones hospitalarias (llamadas actualmente “asociadas a los cuidados de la salud”) que se implementan en las instituciones. Además, la higiene periódica de las superficies y los elementos médicos son pilares fundamentales”.

 

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Investigadores de Córdoba desarrollaron nanopartículas de este metal que al iluminarse eliminan los patógenos. Una innovación para luchar contra un problema sanitario grave: el avance de las superbacterias.

La resistencia a los antibióticos de las bacterias ya es un problema sanitario global. Si no se encuentra una solución, en 2050 morirán más pacientes por esta causa que por cáncer o afecciones cardíacas, asegura una estimación realizada por un panel de expertos convocados por el Gobierno del Reino Unido. Los microorganismos superresistentes son aquellos que pueden eludir toda la lista de antibióticos desarrollados por el ser humano. Por lo general, infectan a pacientes internados que están inmunodeprimidos, pero cada año se registran más casos de resistencia no hospitalaria.

Varios investigadores del mundo están buscando estrategias para mantener a raya a estos patógenos. Científicos de Córdoba han desarrollado una muy particular porque involucra oro y luz.

Se trata del grupo liderado por Cecilia Becerra, del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y del Conicet.

Desde hace años, este equipo trabaja en la búsqueda de antimicrobianos. El gran salto se dio en 2012, cuando comenzó a trabajar con nanopartículas, moléculas que tienen menos de 100 nanómetros, es decir, 0,0001 milímetros.
Puntualmente, decidió trabajar con nanopartículas de oro de 50 nanómetros, esféricas y de color rojo. “Son tan pequeñas que incluso pueden ingresar en la bacteria”, apunta Cecilia.

Jazmín Silvero Compagnucci, integrante del equipo, explica que lograron sintetizar las moléculas de oro asociadas al antibiótico amoxicilina. “La amoxicilina no tiene ningún efecto, sino que sirve para estabilizar el oro y lo guía hasta la pared celular de la bacteria”, comenta Jazmín.

El oro es una sustancia inocua para los tejidos vivos. De hecho, joyas realizadas con este metal no generan alergias. Pero cuando se lo irradia con luz verde, las nanopartículas alcanzan los mil grados de temperatura.

“La molécula que está pegada a ella, la pared de la bacteria, se destruye completamente. Lo que ocurre es que se producen radicales libres que oxidan la membrana celular”, explica Jazmín.

Las investigadoras probaron el efecto bactericida de la nanopartícula en cultivos celulares y tejidos en vivo. También probaron la biocompatibilidad en modelos animales.

“Demostramos que se eliminan del organismo en cinco horas”, detalla la investigadora. Y también aclara que el calor no quemaría al paciente tratado.

Uno de los patógenos que lograron combatir son cepas resistentes de Staphylococcus aureus. “En realidad, obtuvimos buenos resultados para los dos grandes grupos de bacterias (Gram positiva y negativa). Sería un antimicrobiano de amplio espectro”, explica Cecilia.

Siguientes pasos 

Son los primeros pasos para lograr una formulación farmacéutica comercial. Las investigadoras imaginan una pomada para aplicar en infecciones en la piel. Sólo hace falta irradiarla con luces led comunes de color verde durante 15 minutos.

El método también podría aplicarse en infecciones internas, sólo que allí la irradiación con luz debería hacerse con una sonda.

Sin embargo, aún hace falta realizar análisis clínicos en pacientes para demostrar su efecto terapéutico y no tóxico. Estos ensayos requieren inversiones muy altas que deben hacerse con el apoyo de la industria farmacéutica o del Estado.

Pero el desarrollo tiene una ventaja que lo hace más factible de llegar al mercado. Años atrás, sintetizar nanopartículas de oro llevaba mucho tiempo y era muy caro.

La técnica de producción que desarrollaron las investigadoras de Córdoba requiere solamente 18 minutos y no hay que agregar reactivos tóxicos o muy caros. Tampoco se necesita un trabajo posterior de purificación. El proceso está camino a ser protegido con patente de propiedad intelectual.

Cecilia explica que la terapia fotodinámica está muy difundida en Argentina y en el mundo como campo de investigación. “Se están pensando tratamientos para erradicar tumores, por ejemplo”, detalla.

Efectivo contra el biofilm 

En el caso del desarrollo cordobés, también demostraron que sirve para eliminar el biofilm que producen las bacterias. Es un mecanismo de resistencia de las bacterias. Se agrupan y forman una película que las protege. No sólo provocan problemas en los pacientes, sino también en el material hospitalario, ya que tapan los catéteres y las sondas.

“Actualmente se requieren grandes concentraciones de antibióticos para eliminar el biofilm, lo cual puede ser tóxico. En el caso de estas nanopartículas, se utiliza la misma concentración con un poco más de tiempo de irradiación”, cuenta Diamela Rocca, otra integrante del grupo.

Otros investigadores que participaron del desarrollo son Emilce Artur de la Villarmois y Mariela Pérez, del Instituto de Farmacología Experimental Córdoba (Ifec).

El trabajo también fue realizado con el soporte de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC y es una colaboración con la Universidad de Ottawa, Canadá.

Los antibióticos mal usados, una clave 

Los antibióticos son medicamentos que combaten las infecciones bacterianas. Usados correctamente, pueden salvar vidas, pero hay un creciente problema de resistencia a antibióticos. Esto ocurre cuando las bacterias mutan (se transforman) y se vuelven capaces de resistir los efectos de un antibiótico. El mismo uso de antibióticos puede llevar a la resistencia. Cada vez que toman antibióticos, las bacterias sensibles mueren. Pero gérmenes resistentes pueden crecer y multiplicarse.

Fuente: La Voz del Interior -Córdoba /COFA

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